LLega el mes de Octubre que se caracteriza por ser un mes dedicado a orar por el anuncio del Evangelio a todos los pueblos y al mismo tiempo para concientizar sobre la necesidad de la práctica del Santo Rosario.
Es el momento para motivar e invitar a las Células parroquiales para que organicemos la Infancia Misionera y ojalá también la Juventud Misionera, grupos que tanto bien han hecho a la Iglesia. Recordemos las dos actividades que realizamos en este tiempo: la Colecta para las misiones y el rezo en familia, del Santo Rosario.
La vocación Misionera esencialmente es un llamado que Dios hace a quien quiere, para un servicio especial a los más pobres y marginados espiritualmente para llevarles el amor de Cristo. Es "Un santo desesperado" porque Jesucristo sea amado y conocido.
El Misionero comprende que nadie es más pobre que el que no conoce a Cristo. Da la vida para que todos tengan conocimiento de la verdad y para que siendo todos Evangelizados puedan llegar a formar comunidad de hermanos bajo la misma semilla de la fe.
Todos estamos llamados a ser Misioneros, esta tarea no es solo de los sacerdotes y de las monjas, sino de cada uno desde nuestro propio ambiente estamos invitando a llevar la Buena Nueva: JESUCRISTO, y así junto a María, siempre virgen, discipula misionera podremos llegar a muchos rincones del mundo el mensaje de salvación.
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